Las familias quieren herramientas para criar a sus hijos e hijas que realmente funcionen. Algunas dicen "haber probado de todo" y otras, "no sabemos qué hacer". van pasando los años y ven cada vez más lejos la posibilidad de encaminar de manera eficiente la educación de sus hijos e hijas y finalmente la sensación de frustración termina transfiriéndose inconscientemente a quienes mas quieren. Todo sería diferente si aplicaran disciplina positiva.
Hoy ya se sabe que las herramientas y estrategias de la Disciplina Positiva dan resultados, de hecho, se están expandiendo cada vez más rápido no solo en las familias sino también en colegios que adoptan este modelo dentro de su plan estratégico educativo.
"Son cada vez más l@s maestr@s, padres y madres que reportan
la notable mejora del clima escolar y de la convivencia familiar
gracias a la aplicación del modelo de disciplina positiva"
Estudios acerca de la implementación de técnicas de Disciplina Positiva demuestran que sus herramientas producen resultados significativos. Un estudio de la implementación de "juntas de clases" en toda una escuela primaria de escasos recursos en Sacramento California, en un período de 4 años, reveló que las suspensiones se redujeron en número (de 64 a 4 anuales), y los maestros reportaron mejoras en el ambiente del salón de clases, en el comportamiento, las actitudes y el desempeño académico. (Platt 1979). En un estudio realizado a padres de familia que aprenden Disciplina Positiva, los adultos informaron que han cambiado su conducta: están más conectados con sus hijos y pudieron establecer límites más claros. (McVittie, 2009).
En otro estudio de clases Adlerianas para padres adolescentes, Stanley (1978) encontró que los padres podían resolver mas problemas con sus adolescentes y eran menos autocráticos al momento de tomar decisiones. Muchos estudios muestran que los adolescentes que perciben a sus padres amables (que muestran interés) y firmes (exigentes) tienen menos riesgo de fumar, consumir marihuana, alcohol o actuar violentamente, y postergan la actividad sexual. (Anquilino, 2001; Baumrind, 1991; Jackson et al, 1998; Simons, Morton et al, 2001). También existe evidencia significativa que el enseñar habilidades sociales a los estudiantes más jóvenes, tiene un efecto protector que dura hasta la adolescencia. Es más probable que los estudiantes que han aprendido habilidades sociales tengan éxito en la escuela y menos probable que tengan problemas de conducta. (Kellam et al, 1998; Battistich, 1999).
Lo cierto es que cada vez más familias recurren a la disciplina positiva para mejorar su estilo de crianza y en estos tiempos de aislamiento por la pandemia COVID 19 se puede acceder fácilmente al aprendizaje del modelo a través del taller online que ofrecemos en www.disciplinapositiva.cl